domingo, octubre 29, 2006

El Taita Pendejadas y su Miniaturismo Compositivo



Ya que recordé algo sobre el Taita Pendejadas en mi anterior artículo, decidí buscar algo más en la red sobre Gonzalo Meneses, el famoso entre mis compañeros de aventuras infantiles "Taita Pendejadas", y definitivamente comprobé que en el internet se puede encontrar absolutamente de todo!!

Miren lo que encontré

" Solo por una fracción imperceptible de tiempo las cosas manipuladas por los hombres asumen la fatídica proclividad de difundir sentido. Las piezas que Gonzalo Meneses selecciona para sus trabajos: rodelas, estoperoles, tuercas, dedales, aldabas, botones, manecillas o cuerdas de relojes (así, ad infinitum), todas inservibles, asoladas por la edad, apenas instaladas en su nueva, inverosímil jerarquía ­la de posibles engranajes artísticos­ sufren una invisible pero cierta metamorfosis: emergen objetos de meditación, estudio o desasosiego para el artista, quien no hallará los demás componentes a fin de completar su aventura. Nada, entonces, es fácil en el arte de Meneses. Figúrense un picaporte artrítico, con torceduras y rugosidades que sugieren los pies y las piernas de esos seres tiernos, sensitivos, grávidos de poesía que crea este imaginero. Pues allí quedará el picaporte durante un tiempo impredecible hasta que los otros elementos asomen para la cabal consumación de la escultura.

Desde muy temprana edad, Gonzalo Meneses (Quito, 1951) vivió acatante de lo que pueden hacer sus manos, pues, en cuanto a estudios, solo los del Conservatorio Nacional de Música. Por algunos años pugnaron en sus interioridades dos efusiones: su extraordinaria habilidad manual ­en casa de sus familiares aún se exhiben parvas maravillas de esa época, indicios de una futura propuesta estética­ y su intensa vocación musical. Sin embargo, de a poco, las dos se apaciguaron, aprendiendo a convivir en paz y, casi de inmediato, se amalgamaron para acceder a esa mágica aleación que Meneses denomina Miniaturismo Compositivo. Es que sus manos jamás volverían a estar quietas desde que descubrieron en los amados cachivaches de la abuela los objetos más insólitos para su hacer artístico y, sobre todo, las deformaciones del uso, la vetustez transfigurada por el tiempo acumuacumulado, las tramaduras generadas por los óxidos, el asombro del azar apareciendo y ocultándose, en pases lúdicos con su aliado ­¿su cómplice ?"

Nota: Obra “Palpitos al Viento”, 38 cms. Fuente: Marco Antonio Rodríguez, Palabra e Imagen, Tomo III, Quito-Ecuador

Les dejo las páginas solo en caso:

http://www.dlh.lahora.com.ec/paginas/palabraeimagen/paginas/meneses1.htm
http://www.edufuturo.com/educacion.php?c=2181

1 comentario:

Simitrio Quezada dijo...

Órale.

Con razón nunca debemos dejar de creer en la humanidad.

Felicidades por tu hallazgo, Paul.