domingo, febrero 17, 2008

Debo partirme en dos - Silvio Rodríguez

No se crean que es majadería.
Que nadie se levante aunque me ría.
Hace rato que vengo lidiando con gente
que dice que yo canto cosas indecentes.

Te quiero, mi amor,
no me dejes solo.
No puedo estar sin ti
mira que yo lloro.

¿No ven?, ya soy decente:
me fue fácil.
Que el público se agrupe y que me aclame.
Que se acerquen los niños,
los amantes del ritmo.
Que se queden sentados los intelectuales.
Debo partirme en dos.

Unos dicen que aquí,
otros dicen que allá
y sólo quiero decir,
sólo quiero cantar
y no importa la suerte
que pueda correr
una canción.
Unos dicen que aquí,
otros dicen que allá
y sólo quiero decir,
sólo quiero cantar,
y no importa que luego
me suspendan la función.

Yo también canté en tonos menores.
Yo también padecí de esos dolores.
Yo también parecía cantar como un santo.
Yo también repetí en millones de cantos:

Te quiero, mi amor,
no me dejes solo.
No puedo estar sin ti
mira que yo lloro.

Pero me fui enredando en más asuntos
y aparecieron cosas de este mundo:
«Fusil contra fusil», «La canción de la Trova»;
y «la era pariendo» se puso de moda.
Debo partirme en dos.

Unos dicen que aquí,
otros dicen que allá
y sólo quiero decir,
sólo quiero cantar
y no importa la suerte
que pueda correr
una canción.
Unos dicen que aquí,
otros dicen que allá
y sólo quiero decir,
sólo quiero cantar,
y no importa que luego
me suspendan la función.

Yo quería cantar encapuchado
y después confundirme a vuestro lado
aunque así no tuviera amigos y citas
y algún que otro favor de una chica bonita.

Te quiero, mi amor,
no me dejes solo.
No puedo estar sin ti
mira que yo lloro.

No voy a repetir ese estribillo.
Algunos ojos miran con mal brillo
y estoy temiendo ahora no ser interpretado:
casi siempre sucede que se piensa algo malo.
Debo partirme en dos.

Unos dicen que aquí,
otros dicen que allá
y sólo quiero decir,
sólo quiero cantar
y no importa la suerte
que pueda correr
una canción.
Unos dicen que aquí,
otros dicen que allá
y sólo quiero decir,
sólo quiero cantar,
y no importa que luego
me suspendan la función.

5 de diciembre de 1969

viernes, febrero 08, 2008

Gota de Rocío se Rebela (Autor nadaista, por confirmar nombre)

Como todos los días, la hierba amaneció con su habitual colección de gotas de rocío que madrugan a treparse a su verdor, hasta que el sol aparezca y las transforme en humo leve para llevarlas a cumplir su ciclo rutinario.

Una de esas gotas al sentir, el para ella agradable olor de una boñiga fresca, depositada a su lado, supo que estaba cansada de ese trajín monótico del rocío.

¿Por que no podía ella quedarse a disfrutar de esa nueva sensación? Para lograrlo, tendría que asumir el riesgo apelando a la terquedad en su versión necesaria. (Hay muchas versiones).

"Hoy no seré desayuno del sol" decía repetidamente resistiendo la energía que se llevó a sus compañeras y luego soportó la furia de los rayos descargados sobre su cristal tembloroso aferrado solitariamente a la hierba.

Cuando dejó de temblar, el sol no quiso gastar sus energías inútilmente. La gota se había convertido en diamante.