viernes, diciembre 01, 2006

El viaje al norte Parte 5/6 (Norte de Chile, 2006)

El recorrido turístico

El último día del Congreso, para el acto de clausura organizaron un tour por la primera región, para el mismo había que cancelar una módica suma de 2000 pesos chilenos, algo así como 3 ó 4 dólares. Bastante barato considerando que los buses arrancaron el recorrido a las 8 y 30 de la mañana y regresamos a las 3 de la tarde, que el precio incluía además una empanada y una bebida. Sin embargo, considerando lo temprano que salimos, nadie desayuno, y considerando todas las horas que estuvimos por fuera no me hubiera molestado pagar mil o dos mil pesos más si el paseo hubiera incluido un almuerzo. La verdad es que llegamos a Iquique muertos completamente del hambre, y hubiera sido peor si no hubiéramos dormido prácticamente la mitad del camino, hay que recordar que la noche anterior fue la de “Mi Cafetal”, es decir, la de la mayor y mejor trasnochada.

Cuatro buses íbamos buscando nuestro primer destino y cuatro conductores desconocían el lugar exacto a donde nos dirigíamos, de los encargados de los buses, sólo uno sabía el camino para llegar a nuestra primera parada y el iba en el tercer bus, la mayoría de nosotros los del clan, íbamos en el último, que siguió atrasándose cuando uno de los científicos invitados para las conferencias magistrales de Canada sintió las inclemencias de trasnochar, tomar cerveza y vino, y subirse a un bus donde finalmente terminó mareándose, nos detuvimos en el camino para que el descansara y finalmente junto con el encargado del bus, decidimos seguir sin él, cuando lo vimos presentándole a su acompañante todo lo que había comido la noche anterior, y no lo hacía literalmente hablando. Este evento nos atrasó, por lo cual perdimos de vista al resto de la flotilla de buses, el conductor pensaba que sabía a donde íbamos, pero como ya les dije sólo una persona en el tercer bus sabía exactamente a donde íbamos, por lo que terminamos llegando a un lugar diferente que el resto de vehículos.

Al darnos cuenta que estábamos perdidos, más de la mitad de las personas que iban en el bus empezaron a llamar a alguien en los otros buses para contarles lo que nos había pasado, y al parecer el primer bus había equivocado también la ruta, y los otros buses lo habían seguido por lo que acababan de llegar al destino luego de perderse y tener que devolverse también. Nos dieron las instrucciones y logramos llegar a la primera parada una “lobera”, así es, una zona de playas rocosas habitaba por miles de lobos marinos, todos empezamos a acercarnos hacia la gente de los otros buses, menos de la mitad estaba en las rocas, los demás estaban en la playa tomando fotos pero sin acercarse demasiado. Había varias posibles razones para explicar eso, nos habíamos demorado demasiado, y ya se habían bajado de las rocas, la mayoría de la gente estaba muy cansada para subir a las rocas, la mayoría consideraba peligroso subirse a esas peligrosas rocas podrían caerse y romperse la crishma, o podrían (y resultó que esta última era la verdadera razón) pensar que era asqueroso tocar todas esas rocas blancas de tan bañadas en guano de aves que estaban. En mi caso, como no estaba cansado, no me parecía peligroso y no me daba asco, subí y tomé muy buenas fotos de los lobos, de las rocas y de aquellos que no subieron.

Los “Monos Pintaos”, sí, así como lo oyen, o debiera decir, sí, aí como lo leen, esa fue la segunda parada. Era un lugar parecido a las líneas de Nazca, en el pleno desierto entre varias montañas varias líneas dibujaban cantidades de animales y otras cosas. Fue impresionante la cantidad de fotos que se tomaron en tan poco tiempo, la mitad de las personas en las fotos aparecían precisamente tomando fotos, algo similar a lo que sucede en una final de fútbol durante un penal en los últimos cinco minutos que lo define todo, y absolutamente todos los fotógrafos y no fotógrafos se ponen de acuerdo para tomar fotos sincronizadamente.

La última parada fue “Humberstone” (no estoy muy seguro de cómo se escribe, así que lo escribí como me sonó), se trata de un pueblo fantasma, fue creado para algunas minas que había en la zona y fue mejorado para… y se volvió famoso cuando…, se grabó una novela en el mismo. Se podrán imaginar, era un pueblo completo, con plaza, teatro, escuela, hospital, piscina, mercado y todo lo demás. Ahí se realizó el acto de clausura y posteriormente nos repartieron una Coca Cola en lata y una empanada chilena de pino.
Estuvimos recorriendo las distintas edificaciones que constituyen el pueblo desde el Hospital, hasta la Escuela, pasando por un Hotel, un mercado, la plaza principal,, claro no pudimos recorrer cada esquina; algunos sitios no fueron por todos visitados, por ejemplo, la Piscina o las mismas minas.


Ya más tarde con la barriga engañada, no realmente llena, regresamos a Iquique, para que el estómago no se dé cuenta de la hora todo el mundo iba durmiendo al regreso. Llegamos y lo primero que todos hicimos fue buscar comida, algo no muy pesado en mi caso y el de los colombianos del clan, por que habíamos contratado para el almuerzo que finalmente se transformó en la comida una bandeja paisa en “Mi Cafetal”.

El viaje de regreso

Poco a poco la gente empezó a regresar a Concepción, y al igual que ocurrió con el viaje de ida cada quien se iba por su lado, pero claro el que más varió su recorrido fui yo, ya que viajé acompañado en la ida y ahora para vuelta me iba sólo. En la ida tomé un bus en Concepción y otro en Santiago, en este caso, tome avión en Iquique hasta Copiapó, me dediqué a conocer esa zona dos días y después si me devolví en bus hasta Santiago y de ahí a Concepción.

El Desierto de Atacama


Al bajarme del avión creía que empezaba a llover ahí en pleno Aeropuerto Atacama, en pleno desierto, pero aunque había agua esta no alcanzaba el suelo, a pesar de eso hacía muchísimo frío, eran las cinco de la tarde y ya empezaba a oscurecer. Tomé un transfer que me llevó a Copiapó donde pasé esa noche en una hostal, no podía llegar de una vez a Bahía Inglesa por que por las elecciones en Colombia las personas que me recibirían estaban en Santiago votando. Conocí un poco de Copiapó esa noche, pero finalmente me acosté temprano, lastimosamente el lugar donde llegué no tenía Fox Sports en su programación de Cable, y claro el resultado fue que no vi ni las clasificaciones ni la carrera de Mónaco de Fórmula 1, y ya todos sabemos lo que pasó (bueno está bien, pocos saben, Schumi perdió la carrera y fue sancionado por dejar atravesado el auto en plena pista de Mónaco cuando llevaba el mejor tiempo de clasificación), definitivamente si no puedo ver una carrera como que a Don Schumi le va mal. Así que no debo perder otra carrera este año.

A la mañana siguiente seguí conociendo y caminándome Copiapó, nada espectacular pero el clima bastante agradable fue razón suficiente para caminar otra vez bajo un buen sol sin queja alguna. Más tarde almorcé y después tomé bus para Caldera, pueblo a 15 minutos de Bahía Inglesa a donde yo llegaría. Amancay de Atacama es una estudiante que tuve en Colombia, es mitad chilena, mitad colombiana, y sus padres me ofrecieron posada.

Margaret Mercado, estaba llegando por avión desde Santiago, antes que su marido Héctor Cepeda, quien venía por tierra acompañando un camión que traía parte de una mudanza desde Santiago, hace unos meses había muerto la madre de la señora Margaret, y había varias cosas que preferían llevarse de una vez para vender la casa que ya nadie utilizaba.

Caminé por todo Caldera, por el muelle, por el litoral rocoso, la zona de restaurantes, y más allá esperando que sea la hora de salir para Bahía Inglesa













No se pierdan la próxima y última parte, donde conozco la tercera región de Chile y finalmente regreso a Concepción

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