El último día del Congreso, para el acto de clausura organizaron un tour por la primera región, para el mismo había que cancelar una módica suma de 2000 pesos chilenos, algo así como 3 ó 4 dólares. Bastante barato considerando que los buses arrancaron el recorrido a las 8 y 30 de la mañana y regresamos a las 3 de la tarde, que el precio incluía además una empanada y una bebida. Sin embargo, considerando lo temprano que salimos, nadie desayuno, y considerando todas las horas que estuvimos por fuera no me hubiera molestado pagar mil o dos mil pesos más si el paseo hubiera incluido un almuerzo. La verdad es que llegamos a Iquique muertos completamente del hambre, y hubiera sido peor si no hubiéramos dormido prácticamente la mitad del camino, hay que recordar que la noche anterior fue la de “Mi Cafetal”, es decir, la de la mayor y mejor trasnochada.
Cuatro buses íbamos buscando nuestro primer destino y cuatro conductores desconocían el lugar exacto a donde nos dirigíamos, de los encargados de los buses, sólo uno sabía el camino para llegar a nuestra primera parada y el iba en el tercer bus, la mayoría de nosotros los del clan, íbamos en el último, que siguió atrasándose cuando uno de los científicos invitados para las conferencias magistrales de Canada sintió las inclemencias de trasnochar, tomar cerveza y vino, y subirse a un bus donde finalmente terminó mareándose, nos detuvimos en el camino para que el descansara y finalmente junto con el encargado del bus, decidimos seguir sin él, cuando lo vimos presentándole a su acompañante todo lo que había comido la noche anterior, y no lo hacía literalmente hablando. Este evento nos atrasó, por lo cual perdimos de vista al resto de la flotilla de buses, el conductor pensaba que sabía a donde íbamos, pero como ya les dije sólo una persona en el tercer bus sabía exactamente a donde íbamos, por lo que terminamos llegando a un lugar diferente que el resto de vehículos.



La última parada fue “Humberstone” (no estoy muy seguro de cómo se escribe, así que lo escribí como me sonó), se trata de un pueblo fantasma, fue creado para algunas minas que había en la zona y fue mejorado para… y se volvió famoso cuando…, se grabó una novela en el mismo. Se podrán imaginar, era un pueblo completo, con plaza, teatro, escuela, hospital, piscina, mercado y todo lo demás. Ahí se realizó el acto de clausura y posteriormente nos repartieron una Coca Cola en lata y una empanada chilena de pino.


El viaje de regreso
Poco a poco la gente empezó a regresar a Concepción, y al igual que ocurrió con el viaje de ida cada quien se iba por su lado, pero claro el que más varió su recorrido fui yo, ya que viajé acompañado en la ida y ahora para vuelta me iba sólo. En la ida tomé un bus en Concepción y otro en Santiago, en este caso, tome avión en Iquique hasta Copiapó, me dediqué a conocer esa zona dos días y después si me devolví en bus hasta Santiago y de ahí a Concepción.
El Desierto de Atacama

Al bajarme del avión creía que empezaba a llover ahí en pleno Aeropuerto Atacama, en pleno desierto, pero aunque había agua esta no alcanzaba el suelo, a pesar de eso hacía muchísimo frío, eran las cinco de la tarde y ya empezaba a oscurecer. Tomé un transfer que me llevó a Copiapó donde pasé esa noche en una hostal, no podía llegar de una vez a Bahía Inglesa por que por las elecciones en Colombia las personas que me recibirían estaban en Santiago votando. Conocí un poco de Copiapó esa noche, pero finalmente me acosté temprano, lastimosamente el lugar donde llegué no tenía Fox Sports en su programación de Cable, y claro el resultado fue que no vi ni las clasificaciones ni la carrera de Mónaco de Fórmula 1, y ya todos sabemos lo que pasó (bueno está bien, pocos saben, Schumi perdió la carrera y fue sancionado por dejar atravesado el auto en plena pista de Mónaco cuando llevaba el mejor tiempo de clasificación), definitivamente si no puedo ver una carrera como que a Don Schumi le va mal. Así que no debo perder otra carrera este año.
A la mañana siguiente seguí conociendo y caminándome Copiapó, nada espectacular pero el clima bastante agradable fue razón suficiente para caminar otra vez bajo un buen sol sin queja alguna. Más tarde almorcé y después tomé bus para Caldera, pueblo a 15 minutos de Bahía Inglesa a donde yo llegaría. Amancay de Atacama es una estudiante que tuve en Colombia, es mitad chilena, mitad colombiana, y sus padres me ofrecieron posada.
Margaret Mercado, estaba llegando por avión desde Santiago, antes que su marido Héctor Cepeda, quien venía por tierra acompañando un camión que traía parte de una mudanza desde Santiago, hace unos meses había muerto la madre de la señora Margaret, y había varias cosas que preferían llevarse de una vez para vender la casa que ya nadie utilizaba.
Caminé por todo Caldera, por el muelle, por el litoral rocoso, la zona de restaurantes, y más allá esperando que sea la hora de salir para Bahía Inglesa



No se pierdan la próxima y última parte, donde conozco la tercera región de Chile y finalmente regreso a Concepción
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