Si algo me ha verdaderamente impactado de mi vida en Concepción, ha sido el Otoño. Con sus maravillosos colores, sus distintas tonalidad, y su permanente cambio, podías ver un árbol dos veces en el mismo día y estaba diferente.
Observar el pasto verde, cubierto de hojas amarillas provocaba revolcarse entre todas esas hojas. El único problema tal vez, el trabajo que implica estar constantemente retirando las hojas y saber que en breves momentos otra vez estaría a rebosar de hojas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario