martes, mayo 22, 2007

El Campanil



Un día cualquiera, caminando por la U, con la cámara en la mochila y en el alma un paparazzi, parecía como si alguna mano misteriosa tomara pinceles y usara el cielo como lienzo donde pintó un atardecer, o tal vez lo empleo como paleta donde mezcló divesos colores. Sea cual sea la verdad, nada duró por que en menos de cinco minutos esta imagen era lo único que quedaba de aquel atardecer.

A fin de cuentas, todo es cuestión de estar en el momento adecuado en el lugar adecuado, y tener lo necesario a mano

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