martes, abril 19, 2011

Non omnis moriar!!

Un amigo dijo hoy "Non omnis moriar", presuroso googlee el término! Aquí dos poemas que encontré!

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Non omnis moriar - Poema de Manuel Gutiérrez Nájera

¡No moriré del todo, amiga mía!
De mi ondulante espíritu disperso,
algo en la urna diáfana del verso,
piadosa guardará la poesía.

¡No moriré del todo! Cuando herido
caiga a los golpes del dolor humano,
ligera tú, del campo entenebrido
levantarás al moribundo hermano.

Tal vez para entonces por la boca inerme
que muda aspira la infinita calma,
oigas la voz de todo lo que duerme
con los ojos abiertos de mi alma.

Hondos recuerdos de fugaces días,
ternezas tristes que suspiran solas;
pálidas, enfermizas alegrías
sollozando al compás de las violas...

Todo lo que medroso oculta el hombre
se escapará vibrante, del poeta,
en áureo ritmo de oración secreta
que invoque en cada cláusula tu nombre.

Y acaso adviertas que de modo extraño
suenan mis versos en tu oído atento,
y en el cristal, que con mi soplo empaño,
mires aparecer mi pensamiento.

Al ver entonces lo que yo soñaba,
dirás de mi errabunda poesía:
era triste, vulgar lo que cantaba...
mas, ¡qué canción tan bella la que oía!

Y porque alzo en tu recuerdo notas
del coro universal, vívido y almo;
y porque brillan lágrimas ignotas
en el amargo cáliz de mi salmo;

porque existe la Santa Poesía
y en ella irradias tú, mientras disperso
átomo de mi ser esconda el verso,
¡no moriré del todo, amiga mía!



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Non Omnis Moriar - Horacio

Non omnis moriar multaque pars mei
vitabit Libitinam; usque ego postera
crescam laude recens, dum Capitolium
scandet cum tacita virgine pontifex.

Dicar, qua violens obstrepit Aufidus
et qua pauper aquae Daunus agrestium
regnavit populorum, ex humili potens
princeps Aeolium carmen ad Italos
deduxisse modos. Sume superbiam
quaesitam meritis et mihi Delphica
lauro cinge volens, Melpomene, comam.



No moriré del todo, y una gran parte de mí evitará la Libitina, (es decir, la muerte, la destrucción) yo seguiré creciendo, siempre joven con la alabanza posterior, mientras el pontífice sube al Capitolio con la virgen silenciosa, la gran Vestal. Se dirá que yo, por donde el estruendoso Auficio mete ruido, o por donde el Daunus, casi seco ha reinado sobre los pueblos rústicos, yo, desde un origen humilde he llegado a ser el primero que ha convertido los poemas Eolios en versos Italianos. ¡Oh, Melpomene! Llénate de orgullo, un orgullo apropiado a mis méritos, y ciñe mi cabellera de buen grado con la corona de laurel, atributo de Apolo.

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